Finalmente ha llegado el gran día de la feria de ciencias de la escuela, y Diana estaba nerviosa y entusiasmada. Había estado levantada hasta media noche terminando el modelo del volcán del monte Vesubio y no veía la hora de exhibirlo en la feria… ¡podría hasta ganar el primer premio! Si lo lograba, sus padres estarían orgullosos de ella.

Pensó para sí misma: «¡Pero trabajé muy duro en mi proyecto… y Alex me traicionó al no decirme que iba a competir!» Mientras más pensaba acerca de ello más se enojaba y su corazón latía más y más rápido y su cara se ponía roja como un tomate. No la ayudó el sentirse malhumorada por no haber dormido suficientemente. De repente, no pudo contenerse. Diana se dirigió hacia el Sistema Solar de Alex, lo tomo en sus manos y lo lanzó a través del salón. Cuando cayó al suelo, todos los planetas se hicieron pedazos.

Diana levantó la vista y vio a todos los estudiantes y maestros mirándola… y Alex había empezado a llorar.