decir es: ¡Pide ayuda de inmediato! Mis amigos fueron magníficos y afortunadamente soportaron mis estados de ánimo lo mismo que mi familia. Ahora, me estoy acostumbrando al ambiente que me rodea y estoy aprendiendo a ser feliz conmigo misma.
De Joyce
Las personas jóvenes son demasiado vulnerables a los estados de ánimo como la depresión y yo no soy la excepción. Yo no sufro exactamente de depresión crónica que necesite de medicamentos, es sólo que a veces me siento indigna, desalentada y a punto de llorar. Creo que es apenas una oscilación emocional que acompaña a la adolescencia. Estos sentimientos de depresión desaparecen siempre y cuando esté dispuesta a salir del túnel oscuro y me abra a mi familia y a mis amigos.
De Leah
Cuando estaba en 6.° grado, una semana antes del día de Acción de Gracias, hubo un incendio en mi casa. Perdí todos mis animales de peluche, incluso uno al que le tenía mucho apego, mi querido conejo verde. Al perder todas mis pertenencias y tener que vivir en un hotel (por un año), además de otras tensiones que acompañan empezar en una nueva escuela… me encontré abatida. Empecé a tener problemas en ir a la escuela y me enfermé mucho. Me deprimí mucho y en ciertos momentos deseé morir. El consejero de la escuela me sugirió que llevara un diario acerca de mis sentimientos como una manera de expresar mis emociones. Lo hice y aún tengo ese diario como un recuerdo de ese terrible período de mi vida. Con la ayuda de mi consejero, de un psicólogo, de mis padres y de mi diario, fui capaz de superar esta depresión. Alrededor de un año más tarde la mayoría de los sentimientos habían desaparecido, aunque todavía siento nostalgia por mi conejo. Ahora, ocho años más tarde, la vida ha continuado pero todavía es duro para mí cuando recuerdo el fuego y esos sentimientos pasados. Me alegra estar aquí hoy todavía, viva y sana, y por más de que pensara que no sería capaz, soy feliz nuevamente.
De Tiffany
Por distintas razones me encuentro abatida frecuentemente. A veces mi tristeza dura días, aunque otras veces dura sólo pocas horas. Para ayudarme a superarla me gusta hablar acerca de lo que sea que me molesta con quien sea que escuche. Si encuentro a la persona indicada, a menudo me da ideas sobre mi problema. Además, siempre me gusta escuchar el punto de vista de otras personas nada más para asegurarme que no estoy agrandando algo que no es nada. Si prefiero combatir la tristeza por mi misma porque prefiero no compartir la razón por la que estoy abatida, generalmente me dedico a hacer algo que me guste hasta que me siento sin preocupaciones acerca de mi problema. Como, por ejemplo, si me fue mal en una prueba y yo creía que me iba a ir mejor, me tomo un tiempo para leer, escuchar música o salir a caminar. Presumo que sencillamente me gusta pensar en mi tristeza hasta que no hay nada más en que pensar, entonces, una vez me la he quitado de la cabeza, puedo ocupar ese espacio con otras cosas.
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