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Si un amigo o compañero alguna vez te ha empujado a hacer algo que no quieres, has sufrido la presión de los amigos. Así es como muchos jóvenes empiezan a fumar. Si un chico popular te ofrece un cigarrillo, podrías pensar que te vuelves popular si |
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La presión de los amigos
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haces lo que te dicen. Cuando un amigo íntimo empieza a fumar, te preocupará perder su amistad si lo rechazas.
Hay muchas maneras de manejar la presión de los amigos. Primero que todo, recuerda lo siguiente:
- Tú no tienes que hacer nada que no quieras.
- Está perfectamente bien decir no. No tienes que dar ninguna explicación.
Seamos realistas: decir «no» no siempre es fácil. La mayoría de nosotros nos preocupamos por conformarnos y por lo que los demás piensan de nosotros. Pero si te preocupa perder tu amigo debido a que has sido puesto bajo presión, más vale revisar bien esa amistad. Un amigo verdadero respetará tus decisiones, y alguien que te abandona por no acatar sus órdenes nunca ha sido un verdadero amigo. ¡Descubrirás también que otros amigos sienten en su interior lo mismo que tú!
Si uno de tus amigos o compañero de clase trata de presionarte, recuerda que lo hace porque:
- Está tratando de hacerte sentir pequeño para poderse sentirse bien consigo mismo. Tú no necesitas su aprobación para sentirte bien tú mismo.
- Es probable que sienta miedo de cualquiera que sea diferente a ella misma. Puedes escuchar lo que diga pero no por eso tienes que estar de acuerdo con ella.
- Le teme a la crítica y por eso critica primero. Es mejor estar solo que con alguien que te ataque a toda hora.
- En el fondo, ella debe ser insegura.
- Seguramente establece reglas que él cumple y tú no. Recuerda que hay gente que te aprecia por lo que eres. Búscala.
Si un simple «No, gracias» no basta, aquí tienes otras tácticas para rechazar un cigarrillo:
- «Soy alérgica al tabaco».
- «El olor a humo de cigarrillo me enferma y no soporto oler así».
- «Mis padres me castigan si llego con olor a cigarrillo».
- «Conozco a alguien que murió por fumar y yo no quiero que me pase lo mismo».
- «No quiero empezar, porque estoy tratando de que mis padres dejen de fumar».
- «No gracias, ya lo dejé».
Cualquiera que escojas, has lo que mejor te parezca a ti. Recuerda: la mayoría de los jóvenes no fuman, así que ¡estás en buena compañía! Si alguien no deja de presionarte, es mejor buscar apoyo. Cuéntale a un adulto en quien confíes; tu maestra, el consejero, tus padres o uno de tus hermanos mayores.
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